2 mar 2014

Relato corto: ''Violeta quiere amar de nuevo''

¡Hola lectores, bloggers y aventureros que hayais decidido entrar en mi blog y ahora leáis estas líneas! 
El día de San Valentín participé en un concurso de relato corto sobre el amor ♥ y he recopilado el relato para tenerlo guardado en el blog y que vosotros podáis disfrutarlo.
Es una versión alternativa a la novela que estoy intentando escribir. El título no lo revelaré.
Ahí lo teneis:
 
Las luces se atenúan casi sin apagarse, es un túnel y Violeta agarra su taza de café con miedo pero pronto su mano temblorosa es acariciada por la de Darío, él le entrega una sensación de seguridad.

El túnel finaliza y los dos sonríen aunque la sonrisa de Violeta es artificial ella no está segura de sus sentimientos, no está segura de la vida que toma y la vida que comparte pero ella pertenece a otro mundo cuando está con Darío se siente a gusto sin más. Ellos toman café y comparten algunas decisiones del futuro aunque dudan de esas decisiones. Tras los ventanales del tren se puede observar un soleado paisaje cubierto de dulces nubes de algodón y grandes y primaverales árboles pero de inmediato el paisaje cambia: El conjunto de nubes de color algodón se torna en un color morado, los truenos rugen y el cielo llora. Darío y Violeta pueden ver como el suceso ocurre pero la velocidad del tren les impide fijarse con claridad en los detalles, Violeta observa como cambió el paisaje y compara el momento con como ha cambiado su vida en los últimos meses y si, todo gracias a Darío. Ambos toman un café blue mountain observando como tras el ventanal las gotas de agua de lluvia se fusionan.

Pero Violeta abre los ojos. Cuando los cuentos de media noche comienzan, cuando el Sol muere durante varias horas, cuando cada humano sueña y animal vigila una capa de frío cae y Violeta sale a dar un paseo por la ciudad, observa como pisa los charcos de la reciente lluvia y como las farolas iluminan la oscuridad de las calles, ella piensa en como su vida ha cambiado desde aquel viaje de tren. Lo cierto es que Darío y Violeta no se han vuelto a ver desde aquel día, si hubiera alguien que echara de menos a Darío ese alguien sería Violeta… Violeta quiere gritar la rabia que siente pero a la vez se susurra a sí misma y su corazón es como un puzzle sin resolver, lo sabe todo sobre él y a la vez nada, le prometió el cielo y solo le regaló un trozo de nube. Que breve es el amor que en un suspiro se va quien más quieres y en un pestañeo su olor se despega de ti, que breve son los momentos que se acaban los besos, las mañanas, las caricias, las miradas… Violeta regresa a casa triste, antes de ir a dormir mira las estrellas desde la ventana de su habitación, ‘’maldita nostalgia’’ piensa. Ella sueña y duerme con miedo, miedo de no volver a reencontrarse. Violeta decide no volver a esa estación, siente que Darío no está ni estará. Pero lo que ella no sabe es que Darío coge diariamente un tren a la misma hora para volver a verla, para pedirle perdón y explicarle el porqué de su ausencia.

Cuando el sol revive para iluminar los corazones de los humanos que despiertan y animales que vigilan, nuevas oportunidades crecen y nacen en cada flor, en cada persona, en cada momento y un brote de valentía nace en Violeta. La chica quiere vencer sus miedos y sus dudas.
Sus sueños la despiertan, más tarde suena la alarma pero ella la apaga de un golpe, se siente con ganas de vivir ya no quiere pertenecer más a la misma rutina, llena de tristeza y de ganas de llorar. El corazón de Violeta da vueltas y tiene el presentimiento de que aunque haya vivido tantos días de tormenta hoy por fin sale el Sol, Violeta sale a la calle.

Las masas de trabajadores, cada uno con sus historias y su prisa llenan las calles de la urbe y Violeta se dirige a la estación. Sigue sus instintos y camina hasta llegar a la estación.
Está preparada, sabe que es ‘’ahora o nada’’.
Después de seguir todo el proceso para comprar el billete, entra por fin a uno de los vagones del tren y busca el mejor sitio para sentarse, se siente perdida entre tantas miradas y tantas caras con sonrisas de plástico, ellos también odian su rutina trabajadora. Esta vez no pide café, esta vez no se sienta en las mesas, esta vez mira hacia el suelo y espera. Después de tanta valentía ahora se bloquea, el bullicio de los pasajeros desconcentra a Violeta y el tren se pone en marcha... El tiempo pasa, la vida pasa y un gran túnel se acerca, lo puede observar desde los ventanales en esos escasos segundos Violeta mantiene un bucle de recuerdos que la hacen insegura. Y se adentra en el túnel:

Las luces crean un efecto a gran velocidad, y en los ventanales se observan unos nítidos reflejos donde se pueden apreciar los rostros de los pasajeros. Violeta reacciona y su corazón se auto reanima, ¿Es Darío quien está sentado en frente de ella? Sí. Pero Violeta tiene miedo de acercarse a él ¿Y sí es una falsa esperanza?
Finalmente Violeta se acerca a él y pone sus manos sobre las de Darío. Él la reconoce y una pequeña lágrima corre por la mejilla de Violeta, su esperanza se cumplió. Darío se acerca a ella y con un simple susurro le besa entre el bullicio del vagón, entre la oscuridad del túnel, entre las dudas. Finalmente el túnel finaliza y Violeta sonríe feliz.

A veces nuestros propios miedos.
Nos hacen dudar del sueño o la victoria.
Pero quien sigue esa victoria o ese sueño.
Aunque pierda o deje de soñar en el trayecto.
Ganará.

G2

 

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